viernes, 20 de febrero de 2015

Sinfonías maestras

Un estímulo respuesta que hace sentirnos especiales, que nos aísla del mundo. Nos sumergimos en ese maravilloso fondo de película con banda sonora de Oscar. Debemos ser conscientes que esto es una historia viva cargada de anécdotas cuyo valor principal es hacernos soñar. Poniendo toda la atención del mundo en una puerta al exterior. Un laberinto de sinfonías con notas excepcionales que llenan la partitura.

Cada tecla tiene vida propia, aquella que al deslizar un sentimiento sobre su superficie nos habla. Lluvias de palabras escritas en una lengua que pocos pueden traducir. Todos saben lo que transmiten pero ninguno se ha atrevido a plantarles cara. Profesores de la vida, narradores de historias que laten al son de la música. Ocasos que llevan una voz en off grabada a fuego. Funambulistas sobre las cuerdas de aquel violín desgastado de tanto uso. Emisores de relatos que perdurarán en la mente de aquellos que juraron vivir para siempre. Todo tiene una característica común, es a ellos a los que la música roció con su hechizo. La que consiguió  sacarles una mueca de felicidad. Aquella que sigue emocionando a gigantes y derribando muros de piedra con su balada. Las melodías son diferentes, distintas y únicas. Nunca habrá una igual, ni dos idénticas en todo el mundo. Podemos sentir cosas especiales con cada nota. Derramar lágrimas al vacío conforme avanzan los segundos desde que inicia su camino, pero es tan predecible saber cómo va a transportarnos a un espacio paralelo, que debido a eso no queremos que el silencio aparezca. Dejémonos influenciar por expertos dichosos y enterémonos que hay intelectos vírgenes en el globo sin saber qué es una canción. En el ente de la inteligencia humana reside la respuesta a las finas claves de sol de un pasado.

La armonía de muchos y la desesperación de otros solo se consigue juntar en un único recurso. El destino cruel y maltratador del silencio, que cruje las hojas en otoño, se lleva la luz en los atardeceres de la canícula de cada temporada o inunda salones haciendo desaparecer las carcajadas. Abandonemos las huellas en un destino aparentemente innovador, futurista y silencioso. Ese que parece haber sido sacado de genios del cosmos. Profundicemos en él para hallar una llave maestra que consiga sacarnos de dudas. El cáliz dorado capaz de solventar problemas allá donde vayamos. No tenemos ni idea de lo que se esconde en la palabra futuro, pero está cargada de inquietudes. Seguimos sujetos a las normas sin rebelarnos contra el orden establecido. Debemos disponernos a contraatacar sobre aquel destino. Ese que hace que el tiempo cada vez corra más deprisa y que tapa los altavoces de la existencia.

Todo sucede por alguna extraña razón, aparente y sin importancia, que cambia un conjunto lleno de medios que conforman nuestra vida. Respuestas de problemas, mares de dudas, sonetos sin predecir qué ocurrirá en ellos. Desde un inicio de camino en una larga victoria llenamos nuestro cerebro de cachivaches sin sentido y sin dejar un mínimo hueco para la verdadera esencia de la alegría humana. Seamos nosotros  los que llevemos las riendas de este paseo lleno de teclas llamado vida. Coloquémonos en la cima de la montaña formada por horas, minutos y segundos. Reinemos los cánticos de seres inertes que albergan en el paraíso. Conjuguemos notas formando redes capaces de atarnos a la felicidad. Empecemos a contar la historia con nuestra delicada prosa. Una ristra de tonalidades con diversos pigmentos componen un cuadro para el deleite de nuestra vista. Se llama vida y va acompañada de entretenimientos varios. Polifonías pegadas a nuestra sombra que caminan con nuestros pasos y cada individuo posee una.

Así, amanece y un nuevo día se nos presenta para ser afrontado. Para jugar con él durante unas horas. Pasarán miles de días y cientos de años para que seamos algo. Aunque ya no estemos, conseguiremos dejar un fin. Pasado, presente y futuro, una única función entre las sábanas de papel con vidas escritas. Un haz creador de hechos sin igual, manipulador de trabajos que concibe familias con un único instrumento, esa imaginación capaz de crear luces en el silencio y sonidos en las sombras. Coleccionistas de antiguallas, vividores de sueños, ya dejan de ser tiempos pasados, favoritos de sujetos andantes y recopiladores de placeres viejos, bártulos innecesarios que saben cómo hablar en público. Ahora soñemos con una vida donde la música sea la protagonista, donde la imaginación consiga hacernos niños y que la magia se apodere de nuestro paso. Volvámonos locos de remate, a reír sin parar, a despreocuparnos por problemas inútiles. Desencajémonos las mandíbulas de carcajadas infinitas. Pisemos los charcos y contemos estrellas en el crepúsculo de la ciudad. Tú eres el que incita el cambio, el pilar fundamental de una vida cargada de emociones y con unos cimientos imposibles de derruir. Abrid los oídos y pulsad el play que la banda sonora de vuestra vida tiene mucho que contar.

Susurrando las mentes descansamos otro día más en un mundo fantástico, esto no acaba más que empezar.  

J.L
<3

jueves, 19 de febrero de 2015

Ensayando el futuro

Tal vez haya descubierto una vena artística diferente a lo que estaba acostumbrado. O sean, en estos escasos 4 años atrás donde haya comprobado que realmente me gusta escribir y me encantaría dedicarme a ello. Nunca se sabe suficiente de algo, ni nadie es perfecto, pero...para eso están los errores no? De ellos puedes aprender o lamentarte. Y hacedme caso, es mejor lo primero. 

En este blog mostraré aquellos momentos donde las letras recogieron mis estados de ánimo. Mejores o peores, criticad con libre albedrío que "de los errores, se aprende". 

Gracias.